Y eso, pese a contar con la desventaja que supone salir a la madera del velódromo sabiéndose observado al milímetro por todos y cada uno de sus contrincantes. "Le van a tener muy vigilado, va a estar muy difícil", reconocía a RTVE.es Mikel Zabala, director técnico de la federación, minutos antes del comienzo de la prueba. Sin embargo, el mallorquín afincado desde hace años en Cataluña logró la medalla que le convierte en el deportista español más laureado en unos Juegos Olímpicos, superando al gimnasta Gervasio Deferr y la regatista Theresa Zabell, ambos con dos oros.
La carrera del velódromo olímpico de Laoshan salió exactamente como la había planificado el español. "Habrá que endurecerla carrera y desgastar a los rivales", decía hace sólo unos días, tras el último entrenamiento en el velódromo. Y así lo hizo. Impuso un ritmo de vértigo en la última mitad de la competición, en la que ganó dos vueltas al grueso del pelotón que le valieron el oro olímpico. Desde las gradas, la Reina Sofía y su hija, la Infanta Cristina, no pararon de animar al ciclista español ni un minuto. Junto a ellas, el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, y el secretario de estado para el deporte, Jaime Lissavetzky, que se mostraron absolutamente encantados de la tercera medalla española.
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